Hace muchos muchos años,
un día de verano
nuestra amatxo nos llevó
a la isla Santa Clara de excursión
Fue una jornada de ensueño.
Nos bañamos en la playa,
organizamos expediciones
para encontrar el tesoro de la isla, subimos hasta el faro
y merendamos en una mesita con vistas a la bahía.
Al atardecer me senté en una roca
de la parte de atrás,
para ver como se bañaban mis hermanos.
Estaba yo con la mirada perdida en el horizonte
cuando de pronto un tentáculo asomó por el agua
y rodeó mi gordezuela piernecita.
Me quedé en shock, paralizada!!
Por un momento creí que el enorme pulpo que me agarraba,
me arrastraría bajo la isla y sería mi siniestro final.
Pero ante mi sorpresa
el tentaculito desapareció y nunca nadie creyó nunca mi historia.
Años más tarde, con ayuda especializada
logré dibujar el monstruo marino tal que así,
pero..
aún así no volví a pisar la isla nunca más..
siempre la contemplabamos desde lejos
y en ocasiones brindabamos por ella..
Hasta que este verano
Lorea de motoras de la isla,
apareció en nuestras vidas y
nos invitó a volver.
Armándonos de valor,
aceptamos temerosas y con un objetivo secreto :
acabar con ese pulpito.
Lorea nos propuso dos opciones,
viaje directo a la isla
o paseo por la bahía
con la brisa en la cara
música para bailar durante la travesía y visión submarina.
Elegimos la segunda porque
el paseo en barco es una gozada,
te van contando la historia de San Sebastián y sus playas.
Y ves la ciudad y el Peine del Viento
desde una perspectiva totalmente distinta.
Nada más desembarcar fuímos a tomar algo al bar de la isla
que capitanea nuestro amigo Luis.
Brindamos por el pulpito con unas vistas inigualables.
y
decidimos comer para reponer fuerzas,
ya que nos esperaba una muy dura jornada.
Tras todos estos años el animal con tentáculos
pudiera tener dimensiones descomunales.
Esta fue nuestra elección :
Cazuelita de mejillones muy, muy buenos
y una pizza
Tras llenar el buche
comenzamos el paseo y rastreo alrededor de Santa Clara.
Flores de colores, acantilados de película, bancos con vistas
miradores, merenderos, senderos casi secretos
y un faro
pero ni rastro del pulpiño,
aunque en ocasiones algunos compañeros de la expedición que montamos creyeron verlo
frente al Aquarium 🙁
No dimos con el pulpo,
pero fue un regalazo de día 🙂
Así que desde aquí sólo podemos aconsejaros
que volváis a conquistar Santa Clara
No dejéis de ir
nuestra isla nos espera..
Muchas gracias motoras y bar de la isla 🙂
..sis and the city
Recuerdo de pequeño todos los domingos,mi tio tenía una mesa y un bidón enterrado donde se guardaban vasos y platos.Epoca bonita